Las nuevas pinzas GelFlex lleva cámaras y sensores en sus dedos

Afinar la percepción y el tacto de los componentes blandos es uno de los campos en los que más se está investigando en la actualidad. Las pinzas para brazos robóticos requieren mejorar su desarrollo para ajustarse a las aplicaciones más exigentes y delicadas.

En este ámbito el MIT de Massachusetts es uno de los centros de investigación más avanzados del mundo y acaba de hacer público uno de los progresos más transcendental de los últimos años en esta materia. El equipo de investigadores ha realizado una pinza blanda llamada GelFlex que mejora, y en mucho, la capacidad de sentir de los robots.

El sistema tiene sensores y cámaras que van situadas en los propios dedos de la pinza. La información que reúnen es enviada a un software dirigido por Deep Learning, por lo que es una Inteligencia Artificial quien se encarga de analizar tanto la posición de los dedos como la percepción de la manipulación de los objetos. La pinza sensorizada logra acoplarse a la geometría de los materiales sin dañarla, detectando el peso y la rigidez de los objetos.

Los ensayos realizadas han dado datos concluyentes, y es que en más del 90% de las ocasiones, el robot ha logrado identificar el elemento que estaba manipulando.  Con materiales rígidos, y en especial metálicos, el sistema alcanza el 96 % de reconocimiento positivo de las piezas.

Naturalmente estos avances mejorarán la percepción y la sensibilidad de los robots industriales ofreciendo un abanico de aplicaciones inimaginables para el sector industrial y de servicios.